12 Abr San Pablo saca a las calles a la Feria del Libro de Buenos Aires
Centros culturales autogestivos, escuelas de enseñanza no formal o plazas en barrios o villas de emergencia porteñas y del conurbano funcionarán como sedes complementarias de la Feria que por primera vez desde 1975 decide dejar su epicentro en Palermo y multiplicar escenarios por donde transitarán escritores, músicos y artistas plásticos de la periferia paulista.
Lo que en unas semanas se vivenciará en el predio de las avenidas Santa Fe y Sarmiento y alrededores es algo parecido a esa pulsación creativa que en San Pablo se aleja de los centros históricos tradicionales y se instala en suburbios y márgenes para dar cuenta de un hervidero artístico cultural -la ciudad que `no puede` descansar, la llaman los brasileños- popular y sofisticado.
San Pablo, la capital financiera de Brasil, la urbe más poblada de Sudamérica y una de las mayores del mundo, es también casa natal de Toquinho, Rita Lee y María Rita, responsables y herederos de la bossa nova que a fines de los 50 revolucionó la escena musical mundial y el contestatario tropicalismo que volvió a dar vuelta la taba una década después.
La tierra de `bandeirantes` -suerte de corsarios sin barcos que comercializaban indios, oro, diamantes y ganaban territorios para la Corona portuguesa- es el San Paulo del amor de Tom Zem, músico popular nacido en 1936 en el nordeste brasileño que creó una de las declaraciones románticas más emblemáticas hacia esa ciudad (la canción «Sao, Sao Paulo») y visitará la Feria para hablar de ella.
Esta es la segunda edición del programa que aspira a ser tradición en la Feria del Libro nacida en 1975, creado para «profundizar lazos con las culturas de distintas ciudades del mundo y mostrar al público argentino las tendencias más novedosas del exterior», dijo a Télam Gabriela Adamo, su directora.
«No hay punto de comparación con la presentación que inauguró el programa el año último, cuando la ciudad de Amsterdam presentó autores que de alguna manera venían en representación de Holanda porque aquí no se los conocía», continuó Adamo.
«San Pablo no viene a contarnos de qué se trata Brasil, es una cultura que conocemos bien, lo que le interesa es contarse a sí misma, mostrarnos en primera persona y sin intermediarios su cultura», sintentizó.
Adamo destacó «la amplitud que permite entre una propuesta y otra, el no saber con qué van a aparecer porque para este programa de intercambio no hay condicionantes, así es que el tema de la periferia resultó una idea redonda, que cuaja con esa ciudad de tanta producción callejera que combina lo muy popular con lo muy sofisticado».
Literatura, performances, grafitis, cine…, «la heterogeneidad paulista resulta un eje muy fértil de trabajo que entrelaza expresiones artísticas de una manera que los argentinos no estamos acostumbrados y así llegarán creadores como Arnaldo Antunes, un gran poeta que escribe pequeñas obras que parecen de arte gráfico y que, si lo mirás u poco más, es un performer», describió.
Todo esto se traducirá -a instancias del Municipio de San Pablo- en la visita de 17 colectivos culturales que presentarán a 120 artistas en `saraos`, encuentros informales o improvisados de música y poesía, en espacios todavía a definir por la ciudad.
Otro correlato lo protagonizará el sello local independiente Tinta Limón que lanzará durante la Feria una antología con textos de escritores de la periferia recogidos por Lucía Tenina; mientras que los reconocidos poetas Antunes y Ricardo Lisias publicarán dos nuevos libros durante el encuentro.
En tanto que Renata Almeida, curadora del Festival Internacional de Cine de San Pablo, prevé proyectar cerca de 28 películas que se refieren a esa ciudad en espacios como el Malba o el Centro Cultural San Martín.
En esta sección entran peculiares obras como «Sao Paulo, a Symphonia da Metrópole», un poema cinematográfico de corte futurista realizado en 1929 por los inmigrantes húngaros Rudolpho Lustig e Adalberto Kemeny.
O la icónica «O beijo da mulher aranha» que Hector Babenco estrenó en 1985 narrando la convivencia en una cárcel sudamericana de un gay encarcelado por conducta inmoral y un preso político; o filmes contemporáneos y urbanos como «A casa de Alice», historia de una manicura que a los 40 años se encuentra estancada, con tres hijos y un marido, en la periferia paulista.
A esto se sumará, entre muchas otras propuesta, la muestra de xilografías, aguafuertes y litografías de Marcello Grassmann (1925-20013), uno de los artistas más destacados de Brasil que, interesado en la escultura primero se convirtió en un emblemático grabador de metal y dibujante que llegó a Bienal de Venecia, el MoMA de Nueva York, la Biblioteca Nacional de París y el Museo de Bellas Artes de Dallas.
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