12 Nov Adobe confirma que está 'recolectando' información de sus lectores de ebooks
Varios blogs hicieron eco recientemente una nota aparecida en The Digital Reader donde se informaba que, de acuerdo con un allegado al blog, Adobe estaba espiando a sus usuarios; el contacto se dio cuenta de que Digital Editions 4 (DE4), la nueva actualización de la app para computadoras de escritorio, estaba enviando sin encriptar gran cantidad de información de los usuarios a los servidores de Adobe, ¿por error de código, de manera deliberada? No se sabe.
Más tarde esta información fue confirmada en otros blogs como Ars technia: cuando un usuario abre la aplicación, a través de ésta se envía información a Adobe sobre los libros que está leyendo, las páginas leídas y en qué orden, el título, la editorial y, parece que no sólo eso, pues según algunas pruebas, Adobe también estaría recogiendo datos de las computadoras y los metadatos de todos los libros que se encuentran en el disco duro de la computadora del usuario, es decir, información fuera de la competencia de DE4.
Según Adobe (Digital Book World), los datos que están obteniendo son:
- ID de usuario: se utiliza para autenticar al usuario. Entendible y aceptable.
- ID de dispositivo: se utiliza con propósitos de DRM, pues las editoriales restringen el número de dispositivos desde los cuales puede visualizarse un mismo libro. Entendible, que no aceptable, pues volvemos a la eterna interrogante de si el libro es realmente del usuario que lo adquirió.
- ID de App certificada: esta información se recolecta como parte del flujo del DRM para asegurar que sólo aplicaciones certificadas pueden abrir el libro. Se entiende como parte de todos los candados que tiene un libro.
- IP del dispositivo: con esta información se determina la geololazación del dispositivo. Recodemos que entre los absurdos de las editoriales, los usuarios en ciertos países pueden adquirir algunos libros y otros no, aunque Adobe sólo señala la diferencia de precios entre los distintos países.
- Tiempo de lectura de un libro: se utiliza esta información para facilitar el establecimiento de precios a los libros; por ejemplo, cuando un lector adquiere prestado por 30 días determinado título, algunas editoriales cobran este préstamo desde la fecha de descarga, mientras que otros lo hacen con base en el tiempo en el que el libro ha sido leído. Ni entendible, ni aceptable, a la editorial no debe importarle (en un mundo ideal) si leo o no el libro, o cuanto tiempo lo leo.
- Porcentaje de lectura en el libro: esta información sirve al editor para implementar distintos modelos de suscripción. Mismo caso que el anterior, ni entendible, ni aceptable, en lo personal no me interesa que me cobren con base en lo que leo y cómo lo leo, lo que quiero es que me cobren el préstamo y sólo a mi me interesa cómo, cuándo y dónde leo el libro.
- Algunos otros datos que brinda el editor como parte de la licencia y el DRM: fecha de compra/descarga, ID de distribuido, metadatos como el título, autor, editor, ISBN, etc.
Ya desde hace tiempo se viene hablando de la sospecha de que la lectura en pantalla no es tan solitaria como debería esperarse y de que, en aras de una supuesta lectura más social (que permite compartir pasajes favoritos, rastrear preferencias y hábitos de lectura, etc.), concedemos a las diferentes compañías y aplicaciones de lectura el derecho de meterse en las entrañas de nuestros dispositivos (y dado el uso que hacemos es estos es casi como indagar en nuestra vida misma).
Como bien lo menciona Adobe, la recolección de “cierta” información está permitida en la licencia de usuario de Adobe; sin embargo, vale recordar que, de acuerdo con The Digital Reader y Ars Technia, se sospecha que la recolección de los datos no es sólo de los libros que se visualizan a través de Adobe, sino de otros libros que están en la computadora y que son visualizados con otras aplicaciones.
Esto también pega directamente a cientos de miles de bibliotecas que utilizan ADE para que sus usuarios descarguen los libros en sus dispositivos, y de hecho, en los comentarios al post en The Digital Reader se menciona que la ALA ya está tomando cartas en el asunto.
Parece ser que, al final, la única opción viable y respetuosa con el lector, es adquirir libros libres de DRM, lo cual implica dejar fuera además de aquellas editoriales y librerías + que utilizan ADE para permitir la visualización de los contenidos, a las grandes librerías como Amazon, iBooks, Nook, en México Gandhi y otras tantas que paradójicamente siguen criminalizando al lector.
Por Verónica Juárez
Fuente