2014: el año Cortázar

«Hay una enseñanza en Cortázar que es el irse de un país, estar lejos para pensar, y volver para comprender ese país, casi como un personaje de su propia literatura», dijo el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, en el lanzamiento del Año Cortázar 2014, realizado en el hall central de la Televisión Pública.

El acto, auspiciado por la Secretaría de Cultura de la Nación, laTelevisión Pública, el Museo Nacional de Bellas Artes, la Biblioteca Nacional, elMuseo del Libro y de la Lengua, y el Municipio de Chivilcoy, contó con la presencia de la subsecretaria de Gestión Cultural y directora interina del ,Museo Nacional de Bellas Artes, Marcela Cardillo; el director nacional de Industrias Culturales, Rodolfo Hamawi; y el presidente de Radio y Televisión Argentina, Tristán Bauer, entre otras personalidades.
«Cortázar trae varios equívocos a la memoria del lector, uno de ellos es el tema de la radicación en París y las críticas recibidas por muchos colegas, porque, para muchos, estar en París en momentos de luchas en Latinoamérica no era algo bien visto», dijo González ante una sala repleta que también pudo apreciar la inauguración de la muestra «Rayuela. 50 años», un homenaje a esa novela clave de la literatura universal.
Para el sociólogo, «ese equívoco tiene que ver con la discusión de si se piensa mejor en el lugar donde acontecen las cosas o si es mejor la distancia, que se relaciona con el tema de los movimientos populares y sobre todo el de la Argentina en aquellos años, (el peronismo), algo que un erudito como él no tenía por qué estar soportando, pero que cuando regresa dice haber estado equivocado cuando se fue».
«El irse, tan criticado por muchos, fue un elemento de su propia literatura, que mezclaba lo popular con lo más elevado, el cielo y el infierno de esa rayuela, donde él era la piedrita que se lanza. Hoy lo que está en cuestión es ese rol de Cortázar en relación con los movimientos populares, porque, de alguna forma, las mismas cosas que lo hacían irse eran las que lo hicieron comprender el papel de esas clases que combatían», explicó González.
Y apuntó: «es uno de los máximos escritores argentinos, descendiente de Macedonio Fernández, parejo con Marechal, no borgeano, pero eso es muy interesante, porque si no sería todo Borges: Cortázar está en el interior de Borges, afuera de Borges, en algún sentido antes y después de Borges».
Por su parte, Hamawi expresó que Rayuela «es el gran libro por el cual todos los años miles de jóvenes entran en la literatura, y pasa de generación en generación porque es un autor irreverente, creativo, que apunta al cielo, que nunca se conforma, profundamente porteño, argentino, latinoamericano y universal».
«Estos 50 años de esa obra son el momento especial para presentar, desde el gobierno nacional, parte de la programación de la conmemoración del centenario de Cortázar que tendremos en 2014: una muestra del archivo personal en el Museo de Bellas Artes, una muestra interactiva en Museo del Libro y la Lengua, una jornada internacional en la Biblioteca Nacional».
Y, continuó, «estamos trabajando con Juan Sasturain en la elaboración de un libro y una muestra tomando como base 10 cuentos de Cortázar, sumando a los mejores ilustradores y guionistas. También, en Chivilcoy, se hará un centro permanente de homenaje, que también servirá como museo, con archivos, cartas, y huellas digitales del autor de cuando iba a la escuela. Y, además, estamos pensado un certamen con la Secretaria de Cultura para proyectos audiovisuales y musicales».
La muestra «Rayuela. 50 años», que podrá visitarse hasta el 10 de julio, de lunes a viernes de 9 a 20, en la TV Pública, reúne más de treinta primeras ediciones de libros del autor de «Bestiario», que integran el patrimonio de la Biblioteca Nacional; el mítico retrato realizado por la fotógrafa Sara Facio; y bocetos, dibujos y fragmentos de Rayuela.
Además, propone un espacio dedicado a «La raíz del ombú», historieta escrita por Cortázar e ilustrada por Alberto Cedrón, al que se suma la proyección de un documental en el que el artista relata el proceso creativo. La exposición cuenta con curaduría y diseño de la Casa Nacional del Bicentenario, de la Secretaría de Cultura de la Nación, producción de la Televisión Pública y apoyo de la Fundación Internacional Argentina (FIA).
 
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